lunes, 6 de diciembre de 2010

02/11/2007

¿Y la música? Ese duende mágico que tanto y tan dulcemente revuelve nuestros corazones, ora adormecidos, ora plenos de éxtasis. ¿Re cuerdas aquella melodía? ¿Sí? Los años pasan, la melodía sigue sin haber cambiado las notas, pero los sentimientos que genera van cambiando, muchacho. ¿A mejor? ¿A peor? No lo sé. Hacia adelante, sin duda. Pero sin dejar de mirar alguna vez atrás. Porque, al igual que las notas musicales de una melodía van y vienen, también los sentimientos de nosotros los humanos se moldean con el paso de los años. La edad, en el fondo, es lo de menos. Lo importante es el fluir de las emociones que la melodía genera. A fin de cuentas, es como un niño con zapatos nuevos: siempre suena diferente, siempre te hace sonreír con ternura. Porque, ¡Oh milagro!, todavía queda ternura. Y, como digo siempre, por mucho que pasen los años, ¡queda tanto por hacer!, tanto por dar, tato por sentir...  

Ves a la playa, si puede ser de noche. Siéntate frente al mar, muy cerca de la orilla. Cierra los ojos y, lentamente, ladea la cabeza a un lado, y luego al otro. Pero muy despacio. Muy despacio. ¿Lo ves? ¿Ves como las olas mecen tu mente? ¿A que ya no duele tanto? Lo sé, lo sé, mi niño. ya sé que esas cosas, esas experiencias no van a cambiar el mundo ni solucionarán los problemas del planeta. De hecho, lo más "normal", es que los eruditos del mundo te digan que esas pequeñeces que tanto adoras no son más que pendejadas. ¿Quién sabe? A lo mejor tienen razón. A fin de cuentas, tú eres pequeño, muy pequeño. Pero, sean o no sean pequeñeces banales para unos y para otros, son tus pequeñeces. Y te son tan pequeñas..., que te llenan tanto!  

Duerme..., duerme..., pero incluso durmiendo..., no dejes de sonreír...

Sonríe..., sonríe..., pero incluso sonriendo..., no dejes de llorar...

 Llora..., llora..., pero incluso llorando..., no dejes de sentir...

 Siente..., siente..., pero incluso sintiendo..., no dejes de dormir... 

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