lunes, 6 de diciembre de 2010

28-01-2009

    Cuando cierras los ojos durante unos minutos, consigues que el tiempo se pare. Es ese no importarte nada de lo que esté sucediendo a tu alrededor, en tu vida, en el mundo. No se trata de perder el tiempo, sino de "abandonarlo" por un rato. Vivimos pendientes del tonto del "tic-tac", y eso hace que nos olvidemos de nuestro propio "tic-tac" interior. Y es el más valioso. Parece ser que, fuera de nuestro interior, todo son prisas, rapidez, velocidad, acción inmediata. Y claro, pretendemos ser de la misma manera por dentro. Y eso no puede ser. De hecho, no es.

    Fuera de nuestro ser, pretende guiarnos un cronómetro.

    Afortunadamente, dentro de nosotros, a poco que nos demos cuenta..., todo desea caminar más despacio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario