lunes, 6 de diciembre de 2010

05/12/2007

    ¿Y qué hay después de la muerte?
    Bonita pregunta. Hermosa pregunta. Apasionante pregunta. Abramos el enorme abanico del sentimiento espiritual...
    Primero comenzaré diciendo lo que SIENTO que NO HAY después de la muerte. ¿La salvación? No. Porque no siento que haya nada de qué salvarse. ¿La condenación? No. Porque siento que todo PADRE que AMA a su hijo, NUNCA puede condenarle. ¿La purga de los pecados? No. Porque siento que el pecado es un invento humano (uno más) al que se le ha dado el carácter espiritual para controlar, acobardar y sojuzgar a las personas bajo el poder del miedo, poniendo por delante, bien sea una cruz o una media luna, por ejemplo. ¿Los buenos a la derecha y los malos a la izquierda? No. Porque siento que, en la otra vida, no hay ni derecha ni izquierda, ni buenos ni malos, ni justos ni injustos, ni iluminados ni oscurecidos. ¿El juicio final? No. Porque siento que no hay ningún juicio y que no hay ningún final. ¿El rechinar de dientes? No. Porque siento que no es en la otra vida donde rechinan nuestros dientes, sino en esta.
   Entonces..., ¿qué siento que hay más allá?

 Morir es como coger un ascensor. Es..., dormirse. Es la mariposa que abandona la crisálida para convertirse en lo que en realidad es y ha sido y será siempre: una hermosa mariposa. Nos despojamos de nuestra envoltura carnal, la que nos ha sido dada, pues ya ha hecho su servicio. ¿A dónde nos llevan? (y digo bien, "nos llevan"). A la LUZ. Uno o más de nuestros seres queridos que nos han precedido en el largo viaje nos vienen a recibir. Notamos como salimos de nuestro cuerpo y vemos lo que "ha quedado" de nosotros. A veces, cuando eso nos sucede, cuando tenemos una experiencia con el umbral de la muerte, nos informan de que "todavía no toca", y volvemos al cuerpo que sujeta nuestra parte espiritual. Y cuando traspasamos ese umbral para no volver, comenzamos un largo viaje en el que pasaremos por cientos de etapas hasta llegar a la LUZ. No morimos más que una vez. El paso de etapas subsiguientes, es como despertar en otro sitio y..., seguir aprendiendo. Si vivir en la vida terrenal es un continuo aprender, ¿qué no será en nuestro camino hacia la luz?

    El gran viaje empieza después. En el fondo, lo he dicho muchas veces, el final de todo, es en realidad, el PRINCIPIO del TODO.

Después de la muerte veremos toda nuestra vida terrenal pasar delante nuestra. Y veremos como podría haber sido si aquella vez hubiéramos tomado una decisión diferente a la que tomamos. Tantas y tantas veces como encrucijadas tuvimos en nuestra vida terrenal. Pero lo miraremos con ternura, sin desespero ni tristeza. En el más allá no hay lugar para las penas. A fin de cuentas, si ya nada SUJETA nuestra parte espiritual..., ¿qué puede causarnos daño?

    Nunca, jamás morimos solos. Ni aunque abandonemos esta vida en mitad del desierto sin nadie a quinientos kilómetros a la redonda. Jamás morimos solos. Los moribundos lo saben bien. He visto a varios de ellos. Es curioso ver como alargan la mano como queriendo coger "algo"..., o a alguien. La ciencia, evidentemente, lo tiene muy claro: alucinaciones. Sí. Es algo así como cuando te dicen: "eso es un virus". En el fondo te están diciendo "no tenemos ni idea lo que le pasa pero lo llamaremos virus, que queda profesional y científicamente respetable". No seré yo quien me ponga a discutir con la ciencia, ya que afortunadamente no soy científico. Ni con la religión, ya que afortunadamente no soy religioso. Más bien creo que ciencia y religión deberían ir muy de la mano en lugar de pegarse por el "yo tengo razón". Así que...¿alucinaciones? Yo más bien siento que el moribundo "ve" mucho, mucho. Tendemos a dejar de hablarle a una persona que ya ha muerto desde el punto de vista clínico. Craso error. En el fondo, en esos momentos, es cuando más y mejor nos escuchan... 

No hay comentarios:

Publicar un comentario