lunes, 6 de diciembre de 2010

22-05-2008

Después de...

Después..., ¿de qué? Veamos..., ¿después de haber alcanzado la madurez? Pues..., no. No, no, no. Eso de la madurez, creo haberlo dicho antes ya, me parece una solemne tontería. Entonces..., ¿después de una iluminación? Pues..., tampoco. Más bien diría que ha sido..., después de haber cerrado los ojos como nunca antes los había cerrado. Sí. ¡Eso es! Ha sido como si el hada madrina me hubiera tocado con su barita mágica. Un toque suave, aterciopelado, de mujer sin duda, con olor a esmeraldas finas. Un sentirse diferente. Un notar que, en el fondo, la vida es hermosa, bonita y llena de puertas que hay que abrir. Y cuando se abre una puerta, la que sea, entrar en la habitación. Si da la impresión de que no hay nada, tranquilo. Siempre hay algo. Siempre. Pero..., ¿y si no veo nada? Tranquilo, pequeño. Ya lo verás. Pero primero lo sentirás.

Sentirse bien. Ese es el secreto...

Gracias...

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